
Una vieja que vivía sola en el campo en una pequeña casa, un buen día, cogíoa su gato y se trasladó a la capital en busca de un cuadro.
Cuando llegó, fue directamente al museo donde estaba el cuadro, lo miró, y se fue. Esperó a que se hiciera de noche, se vistió junto con su gato de negro y preparó todas las herramientas que utilizaría.
Se dirigió hacia allí, y cuando llegó, cogió una cuerda y la lanzó hasta enganch
arla en una parte de la ventana del museo, ascendiendo por esta con su gato a la espalda. Al llegar, fueron en busca del cuadro, pero el gato, se dio cuenta de que había un sistema de seguridad activado, porque podía ver los rayos rojos, así que aviso a su ama. Luego el gato, (como era el único que las podía ver) moviéndose por todo el museo como un acróbata profesional, llegó al cuadro de seguridad y lo desactivó con sus afiladas uñas, después volvió con la vieja, encontraron el cuadro y lo descolgaron de su sitio. Al intentar escapar algo apurados, el gato sin querer, tropezó con una escultura que le cayó encima, con la mala suerte de que lo terminó matando, así que la vieja dando al gato ya por perdido, continuó escapando, y corrió a bajar por la cuerda, pero como al llegar al suelo vio que lo esperaba un guardia de seguridad y que todo el edificio estaba rodeado de ellos puesto que habían dado la alarma de que alguien estaba dentro del museo, la vieja lo sorteó y salió corriendo con el cuadro debajo del brazo, también tuvo la mala suerte (al igual que su gato), de que al ir tan deprisa y nerviosa, no se dio cuenta por donde estaba pasando y le atropelló un tranvía.
Cuando llegó, fue directamente al museo donde estaba el cuadro, lo miró, y se fue. Esperó a que se hiciera de noche, se vistió junto con su gato de negro y preparó todas las herramientas que utilizaría.
Se dirigió hacia allí, y cuando llegó, cogió una cuerda y la lanzó hasta enganch

Una historia muy original, una pena que no la hayas leído en clase: ¡les hubiera encantado!
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