En un bosque italiano, quemado y arrasado por las temibles llamas provocadas por el hombre, vivían una familia de monos bajo mi vigilancia y cuidado. Yo era levantino pero fui a parar a Italia porque los monos estaban en peligro de extinción y eran únicos, ya que eran de un color dorado y tenían muchas capacidades. Eran capaces de imitar a las personas, como por ejemplo construir una pista de tenis y celebrar torneos de la copa Davis.
Parecían venir del espacio ya que tenían doble visión, diurna y nocturna, así que podían vigilar a sus enemigos naturales de la noche.
Eran nobles entre si; ningún individuo del grupo quedaba sin comer, se compartían la comida si pelear.
Eran unos monos errantes, nunca se sabía en que sitio exacto iban a estar, es decir, eran nómadas, siempre buscando nuevos alimentos y nuevas capacidades que copiar de los humanos; la última que aprendieron fue de mi, el leer.
Eran impresionantes, mientras yo leía una carilla ellos llevaban un capítulo leídos. Eran demasiado listos para vivir con el animal más listo del mundo, el hombre, así que acabamos con ellos por si en un futuro no muy lejano nos invadían y la Tierra se pasaría a llamar el Planeta de los Simios.
Fin
martes, 25 de noviembre de 2008
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Una gran historia... Pero los monos me dan pena.
ResponderEliminarxDDDD