sábado, 20 de octubre de 2007

El hechizo del diamante


Un día, un grupo de amigos fueron de excursión al bosque. El día antes prepararon todo lo necesario para salir bien temprano. Cuando llegaron, montaron todas las tiendas de campaña y dejaron dentro las mochilas.

Dieron un paseo y llegaron a una cueva. Los chicos entraron y encendieron una luz. Alumbraron en todas las direcciones pero algo los detuvo… era un luz muy fuerte que los atraía. Esa luz provenía de un diamante muy grande y brillante. Inmediatamente, todos intentaron coger el diamante, pero no lo consiguieron. Se dieron cuenta de que era algo fantástico. Luego se fijaron que debajo ponía que estaba hechizado y quien se atreviera a coger el diamante padecería cosas terribles el resto de su vida.

Los chicos salieron corriendo de allí y se dirigieron al campamento. Por casualidad, pasaba por allí Manuel Rivas, y uno de ellos lo llamó y le pidió un autógrafo. Como no llevaba papel, el chico le dijo que no se preocupara, que él tenía un permanente en la tienda de campaña. Cuando volvió con el permanente, Manuel Rivas le firmó la camiseta y luego le preguntó qué hacían ellos en el bosque. El niño le dijo que sólo pretendían pasárselo bien un par de días de manera diferente, pero que no podía imaginar lo que les había ocurrido. Al momento el niño le dijo a Manuel Rivas que entrar en la tienda de campaña, que todos le iban a contar una historia. Manuel Rivas la escuchó encantado y sorprendido con lo que le estaban contando.

Al cabo de un tiempo, Manuel Rivas escribió un libro de aquella historia titulado El diamante hechizado. El libro tuvo mucho éxito y los chicos quedaron muy contentos, pero con curiosidad de qué pasaría con aquel diamante, si alguien lo había intentado o si había quedado guardado en aquella cueva sin que nadie más supiera de su existencia.

Vivian.

Un viaje muy especial



Hace unos meses emprendí un viaje con mi padre a Egipto. Al llegar allí, era todo muy diferente: había mucha arena. Las calles estaban repletas de tenderetes, y la gente era muy rara. Pasamos la noche en un crucero, que además tenía televisión.

Mi padre y yo nos pusimos a ver una noticia que salía: los extraterrestres habían invadido el mundo entero, ¡aquellas personas raras eran extraterrestres!

Al principio, mi padre y yo nos asustamos, pero luego, cuando estuvimos con ellos, no fue para tanto.

Al día siguiente fuimos a un pueblo donde lo pasamos bastante bien y nos hicimos buenos amigos de los extraterrestres. De momento, no saben hablar nuestro idioma, pero puede pasar que algún día nosotros podamos ir a su planeta.

Nuria

Omnia vincit amor

Este era un hombre mayor que cuando era pequeño se cayo en una piscina. Al salir escupió mucha agua, y le dolía muchísimo la garganta: desde ese día el niño no puedo volver a ser el mismo de siempre…

En el momento en el que al hombre le tocó la lotería, se acordó de todos aquellos momentos. Primero, se operó para retomar todos aquellos instantes de su vida en que no pudo hacer algo por su incidente. Después, hizo una encuesta para ver con quien se iría de viaje (ya que quería hacer como Willy Fogg, pero con calma, no en ochenta días). Tras encuestar a varias personas, se dio cuenta de que la persona que más lo conocía era una viejecilla que, en opinión de Benito, era muy guapa. Los dos eran unos viejos solteros…

Cuando volvieron del viaje se casaron y fueron muy felices.

Valeria

domingo, 14 de octubre de 2007

Aerosoles, brochas y ladrillos


Este verano fui a Inglaterra gracias a una beca que me dieron. Cuando iba en el avión iba un poco aburrido porque no conocía a nadie. Al llegar nos llevaron a un instituto donde íbamos a dar clase de inglés.

Unos amigos y yo, un día después de clase salimos por Londres e hicimos un graffiti en la pared de una agencia de viajes. Mientras tanto, en nuestra clase del instituto entraba un enmascarado y raptaba a nuestra profesora. En ese momento apareció el director y lo intentó detener, pero le dispararon y murió en el acto.

Cuando llegamos no los contaron y nos entristecimos mucho. Y, como si esto fuera poco, la policía apreció preguntando por el jefe de estudios y le dijeron que unos niños habían hecho un graffiti en la pared de una agencia de viajes. El jefe de estudios se disculpó por mis amigos y por míy nos dijo que no nos iba a mandar para España, pero que fuéramos a pintar la pared con brochas y ladrillos para que el señor no presentase cargos. De vuelta a Galicia me lo pasé mejor porque fui jugando con la PSP todo el viaje.

Judith.

El mensaje de Mary

Cuando tenía cuatro años, tenía una muñeca llamada Mary, con ojos brillantes, dos lacitos en la cabeza y una enorme sonrisa. Siempre que estaba triste o contenta, abrazaba a mi muñeca, hasta que me cansé de ella, y la cambié por otros juguetes, abandonándola en el desván. Me fui de Colombia, y Mary se quedó allí.

El año pasado volví a Colombia por primera vez, desde hace nueve años.

Cuando llegué al aeropuerto de Bogotá, mis primos y tíos me estaban esperando. Mi madre, mi tía y mi abuela lloraron de alegría por ver a sus primos y sobrinos; yo, en cambio, sentí alegría pero no la alegría que sentían ellas, porque para mi era como si fueran extraños. Cuando todos nos saludamos, nos subimos en un bus que nos llevó a la casa de mis tíos. A mí, se me hizo eterno el viaje. Cuando llegamos a casa, ya era de noche. Al entrar en casa vi a dos personas abrazadas, llorando. Sentí que el corazón me latía muy rápido, y enseguida me di cuenta de que eran mi hermana mayor y mi padre. Mi padre me vio y me llamó por mi nombre, y luego me abrazó e inmediatamente me puse a llorar. Fue entonces cuando vi a Mary en una de sus manos. Al día siguiente, cuando entré en el baño, había un mensaje escrito en el espejo:

Me abandonaste. Ahora te vendrás conmigo a un lugar en el que nunca te volverás a separar de mí.

Mary.

Me asusté y fui corriendo a mi habitación, y allí estaba Mary, con cara de pocos amigos.

Al día siguiente, yo había desaparecido, y al lado de Mary una nueva amiga que la acompañaba. Mis tíos y primos presenciaron el momento, y lloraron.

Megan.

miércoles, 3 de octubre de 2007

¡Somos uns artistas!


¡¡¡Hai que ver o xenio creador que cada un de vós leva dentro...!!! E, sobre todo, de qué marabillas somos capaces se nos botamos todos xuntos a crear un cadáver. Este é realmente exquisito... mmm...
Velaquí tendes a nosa primeira creación colectiva:


***

Adeus vellos, adeus maiores, adeus residencias de anciáns
Estou a punto de morrer, xa me dá igual o que me pase.
Eu felicítote neste día e que o celebres con alegría,
porque cada día é un menos na túa vida.
As persoas anciás témolas un pouco deixadas de lado,
os nenos non respectan os maiores.
"Morre, jedi vello, morre"
Dixo o seu peor inimigo,
o vello das tabernas chamado Aarón.
¿Queres ir tomar café? ¿Ou prefires tomar un té?
Nós, somos vellos, pero comportámonos como nenos pequenos.
E o tempo pasa sen máis. É a vida.


***



Calquera destes cadros (que me chiflan) poderían ilustrar o noso poema, ¿coñecédelos?
Este é de Gustav Klimt, do século XX:



E este é de Hans Baldung, do século XVI:



¿Sabedes xa que simbolizan?