martes, 18 de diciembre de 2007

AMORES DE MERCADO


A ti quisiera yo ponerte nombre,
te pondría un nombre de ciudad.
Te veo en el mercado
y no te consigo hablar.
Llueva o nieve siempre vas,
me miras de reojo
y corres a comprar.
Tu madre te llama gritando:
¡Candela, corre a estudiar!
Tú me miras triste,
yo te quiero abrazar,
ya me sé tu nombre
¿mañana qué pasará?
Valeria

A TI QUISIERA YO




















A ti quisiera yo ponerte nombre.
A ti quisiera yo construirte una casa
en el cielo con paredes de besos.
A ti quisiera yo llevarte por el mundo.
A ti quisiera yo tenerte hasta la eternidad.

Quiero que sepas que...



A ti quisiera yo ponerte un nombre.
Un nombre que no me olvide jamás,
para poder tenerte en mi mente
y besarte hasta no poder más.

Quisiera tenerte en mi corazón,
y tenerte cerca todo el día,
comerte como un bombón
y hacerte el amor ¡oh! vida mía.

No te olvides nunca
de que me tienes aquí,
mas yo quiero que sepas,
que aunque soy tu amante,
también soy amigo para tí.

A lo más alto del amor


A ti quisiera yo ponerte nombre

te pondría el nombre de Galicia

porque eres tan hermosa como la tierra que más amo

porque eres más hermosa que la tierra en la que vivo,nazco y muero.


A ti quisiera yo llevarte

a lo mas alto de las nubes

pasearte por el cielo

viendo lucir las ciudades

viendo mi tierra a lo alto

y en lo más alto del cielo

decirte un sincero:








BuScANdOtE En CaDa RiNcÓn



A ti quisiera yo ponerte nombre,
a ti quisiera yo ponerte imagen.
A ti quisiera yo encontrarte algún día.
A ti quisiera yo comtemplarte como el silencio contempla a la noche.
A ti quisiera yo besarte,
a ti quisiera yo abrazarte.
A ti quisera yo ponerte nombre.
A ti quisiera yo soñarte...
a ti... solo a ti...

Huba Bibipo por tí

A ti quisiera yo ponerte nombre.
Haría un huba bibipo por tí.
Si no fuese porque Beowulf es antisemita,
me enamoraría de tí.
Tengo las manos frías,
las orejas congeladas,
y este radiador,
que no vale para nada.
Siento un olor nauseabundo,
y no sé por qué será.
Puede ser una regaliz mohosa
o un gran pedazo de pan.
Oh, Gordon Freeman,
libérate del opresor.
Pídele a tus creadores,
que saquen el Half-Life Episodio 2.
Si te gusta el Team Fortress Classic,
algo malo debes saber

NARRACIÓN o POESIA

te pondria nombre de ciudad.
vigo por ejemplo por sus monumentos.
la cabalgata se aproxima y la policia local ni se aproxima a inspeccionar el lugar

PoEma CiUdAd MaRaViLLa


A ti quisiera yo ponerte nombre.
Te pondría nombre de ciudad,
la ciudad Maravilla,
ciudad que brilla.
A ti quisiera yo conocerte.
A ti quisiera yo tenerte a mi lado.

martes, 11 de diciembre de 2007

Hipérbole del amoroso

Imitando al poeta Carlos Edmundo de Ory, habéis elaborado una original hipérbole del amoroso. Aquí la tenéis:

Te amo tanto que me he quedado ciego.

Te amo tanto que hago un awin my way nauseabundo hubo bibipo.

Te amo tanto que duermo sobre las nubes.

Te amo tanto que leería un libro.

Te amo tanto que mi vida es amarte.

Te amo tanto que tengo el gusto ciego.

Te amo tanto que en la oscuridad mi luz eres tú.

Te amo tanto que escucho tus palabras en silencio.

Te amo tanto que me dan náuseas.


Un móvil, un váter y el tráfico de Nueva York

Iba con mi dueño en el tren. Yo desconocía el lugar al que íbamos. Yo estaba metido en el bolsillo interno de la cazadora de mi dueño, que se llamaba Edwin Gallart.
El pobre chaval era un poco torpe y bastante tonto, ya que desconocía mi funcionamiento.
Se levantó del asiento y se fue acercando al WC. Una vez allí, se bajó los pantalones y se sentó. Yo desconocía la función de sentarse. Empecé a vibrar: era una llamada, así que Edwin me cogió y empezó a hablar.
Hasta ese momento todo era maravilloso, pero a partir de ahí empezó el expediente X.
Edwin me estaba sosteniendo en su oreja, apoyándome contra su hombro, mientras se subía los pantalones.

Hay un dicho que dice que el hombre no es capaz de hacer más de una cosa a la vez, y en este caso es sorprendentemente cierto, ya que justo cuando me iba a coger con la mano, le resbalé y fui cayendo hacia el fondo de lo que el hombre llamaba retrete.
Di varias vueltas en el aire hasta que pude ver lo que había en el interior de ese retrete: era un agua con una masa un poco viscosa, de un color marrón amarillento.
No tenía ni idea de lo que era, pero más o menos me lo imaginé... así que en ese momento vi pasar mi vida por delante de mi pantalla.
Cuando llegué a la masa que había dentro del retrete, empecé a hundirme: parecían arenas movedizas.
Edwin me tenía mucho cariño, así que se arriesgo y metió la mano en su propia masa.
Creo que llegó a tocarme pero ya no sentía nada: sólo que me estaba entrando agua por la batería. También empezaba a ver agua en mi pantalla.
Edwin empezó a gritar pidiendo ayuda, yo pensé que era para salvarme, pero pronto me di cuenta de que no: era para salvarse él, ya que se había quedado atrapado y no podía sacar la mano.
-Eres un imbécil y un torpe, a quien se le ocurre meter la mano en un retrete para salvar un mísro móvil- Dijo un hombre cuyo rostro no veía, me era imposible.
Más tarde escuché la voz de Edwin, que decía:
-Gracias a todos por sacarme de ese infierno, os pagaré todos los gastos provocados, y me compraré otro móvil nuevo.

Al oír esas palabras me vine abajo.
Ya no me quedaba mucho tiempo de vida, ya que esos residuos eran más tóxicos que cualquier otra cosa, y me estaban carcomiendo la carcasa. Pronto me llegaría a mis partes internas y me mataría.
Para tener una muerte dulce empecé a pensar en las cosas bonitas que me pasaron desde que salí a la venta, y en el tiempo que estuve con Edwin, hasta que ya no sentí nada en mi interior.

(E imaxinemos aquí a das mozas...)

Dígovos o mesmo...

(Imaxinemos, historia cruzada dos mozos)

Este blog cada vez é máis un exercicio de imaxinación polas vosas obras ausentes que un deleite coas vosas obras presentes...
Joel, Aarón e Cristian: tendes que me entregar a vosa narración para poder colgala e compartila coas demais.

Las margaritas del Nudo

Un martes por la tarde María fue al parque del Nudo. Allí se encontró con unas margaritas
muy alegres que cantaban y bailaban. Ella se sentía un poco extraña, cuando de repente, a su lado, apareció un pequeño duende. Ella le preguntó por su nombre: se llamaba San Pancracio, y parecía muy agradable.
Estuvieron jugando al escondite bastante tiempo. De repente, se vio rodeada de las margaritas, que le invitaban a bailar y a cantar con ellas. A su lado también aparecieron unos seres llamados "Vitelchus". Estuvieron jugando hasta bien entrada la noche. María se tenía que ir a casa, pero dijo:
-Mañana volveré.




Autoras: Judith, Megan e Antía.